Reflexión del mes de septiembre
El mes de septiembre ha marcado en la agenda mundial y nacional con una serie de acontecimientos, a conmemorar de tristes sucesos en contra de la democracia, la seguridad de un país, la represión de manifestaciones pacifistas de ideales de la juventud, la desgracia de los imprevistos de la naturaleza y, en otro tono más amable el caso de un festival de rock espontaneo por la paz.
Sin embargo, dentro de eso sucesos que se encuentran ya escritos en las paginas de la historia universal, han dejado un legado importante de enseñanza, de lucha, de crecimientos de ideales, de reconstrucción nacional de un país, entre otras cosas; en base a una acción de ser comunidades resilientes y solidarias ante las adversidades, con el propósito de tomar acciones a fin de una reconstrucción de una nueva estructura social organizada y a la vez tejer lazos de hermandad con el solo motivo de ayudar.
El solo motivo de ayudar, lo tenemos en el ejemplo, de los ciudadanos y la sociedad civil organizada ante los fatídicos acontecimientos de los sucesos de los temblores en la Ciudad de México, del 19 de septiembre del 1985 y 2017, en el que miles de ciudadanos salieron a la calle a realizar labores de rescate y hacer donaciones de artículos que necesitaban a personas afectadas. Ahí se palpo la solidaridad de los integrantes de una nación, al emplearse en el trabajo colaborativo sin distinción alguna, con el objetivo participar en rehacer un nuevo proyecto de nación
Ese legado de la solidaridad social y la sinergia en los pasajes de la historia, del mes de septiembre de los años 1985 y 2017, en mi percepción se han caído en el olvido, ante los sucesos actuales en materia de sanidad y, la falta total de liderazgo colaborativo de los titulares de las instituciones públicas, al fomentar el divisionismo con la implementación de políticas y acciones de enfrentamiento y, en consecuencia el desaliento al no fomentar una diálogo constructivo a fin de detectar las áreas de oportunidad, en las que se afecta los temas de la agenda nacional en seguridad pública, social y económica y demás.
Ante esa posición de los actores nacionales de las instituciones públicas, han originado un enfrentamientos con gobiernos de los Estados de la república, que dan motivo a causar estragos sociales que perjudica solo a la ciudadanía. En consecuencia crea la chispa de posibles conflictos con consecuencias sociales graves. Por eso, es el momento de dejarse de echar la culpa al pasado, bajo a la sombra de caudillos que en su tiempo cumplieron con un rol en la vida nacional para bien o para mal, y; dar un pequeño paso adelante a fin de sembrar y cosechar la visión de estadista al futuro, por medio de un diálogo constructivo y colaborativo.
No es tanto culpa de los gobernantes (que sí la tienen en ciertos casos), sino de la "libertad de pensamiento" que se ha convertido en libertinaje...el convivir y tener esa comunión con gentes de opiniones tan diversas y contrarias a la nuestra, es casi imposible, y siempre habrá oleadas en sentido contrario...
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